jueves, 3 de febrero de 2022

M-50, M-45

La autovía es un discurrir de luciérnagas

pomposas que gritan su nada,

donde serás siempre un estorbo

para el transportista

en su caza del lucro contrarreloj

trasegando mercancías sin sentido.


La electricidad domada, tan triste

fluyendo pesada, resignada en el río

de las radiales cada anochecer,

de vuelta a las jaulas,

liberada también por contrato temporal

del trabajo asalariado

hasta dentro de unas horas.


Una arteria negra y rígida como un cuchillo,

cristal de asfalto marcando el rumbo del veneno.

Carretera, serpiente de fuego

tóxico hierro candente abrasando

el territorio.


Qué compensación podrá haber

para un calendario consumido en atascos.

Bajo cada túnel de autopista en las afueras

descansa un vertedero emboscado.


Y así se construye todo.





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