jueves, 17 de enero de 2019

Ahora soy editor

Ahora soy editor.
Y por serlo, a veces no sé lo que soy,
pero sí qué recibo, y a veces, qué doy.

Recibo dioptrías frente a una pantalla,
recibo secretos,
guardados en laberintos de vuestros cajones.
Recibo miradas y heridas, en rtf mejor.
Recibo palabras. ¡Palabras!
Recibo personas, personas dentro de otras personas.
Recibo pesos impensables,
y brisas ligeras, mariposas, filos.
Recibo puertas y a veces las abro
o me abren
y entro en espejos, juegos de luz y eco.
Viajo.
Agradecido como el buen explorador.

Quiero presentaros algunos de estos viajes,
caras, nombres, catalejos.
Quiero acercaros unos lugares.

PABLO.
Este motor, bombear de sangre,
se llama Pablo.
Gritó punk a mi lado unos años,
en esos vaivenes del que emigra por trabajo.
Su ánimo es una presa
que retiene hectómetros cúbicos de enfermedad,
oscura y sin visibilidad social.
Ha dejado gotas de sangre
en los garitos de hardcore más subterráneos
de toda Europa.
Ese ruido maravilloso
le ha hecho traer más vinilos al mundo que tú hijos.

ALBERTINA
Compañera de sindicato,
y últimamente de líneas dispuestas en red.
Ahora estará trazando arcanos,
conspirando anarquía,
dibujando mujeres que son diosas…
Lo estará haciendo muy al Norte,
porque la posmodernidad sigue sin poder explicar
las pisadas de quien busca trabajo
en el frío y la nieve.


DANI me prestó sus letras
para tejerles un nuevo vestido.
Antes lucieron palmito de rock matemático,
ahora siguen explicando el mundo
con el glamour de la lignina;
pronto amarillearán con estilo
sin dejar de quebrar voces.
Daniel deconstruye a diario
las dinámicas represivas del capitalismo,
y libera vapor en su banda,
con un metálico batir de guitarras oxidadas.


Conocí a DUNA  cuando nuestros nombres coincidían
como nuestro amor por el slowcore,
y así un día conjuramos
a Codeine y Red House Painters
en las tripas de uno de esos centros sociales
autogestionados que se siguen derribando
en los tiempos que dicen del cambio.
Duna atraviesa su desierto único,
para golpearnos con su brújula,
su discurrir valiente y crudo.
singladura que sin salir del páramo inerte,
se hizo a la mar abierta,
y abandonó la navegación de cabotaje
que nos acomoda en el miedo.
Duna ahora erige párrafos, collages y canciones,
activismo sin maquillajes para gentes
que se maquillan fuera de la norma…
porque la belleza desborda los ángulos
y agosta la grama, la enfermedad, la reacción.

De mí, viaje, no hablaré, pero aquí está mi texto.
La imprenta me hizo precio por llevar cuatro títulos al taller,
y así, quince años de cuadernos se ordenaron

por calendarios en una quincena estival.

Ahora soy editor, como cualquiera en 2017.
Cualquiera, todas, abrimos puertas,

como ésta, ya abierta,
donde nos entramos.
Gracias por abrir puertas.
(veo que hay tiempo, así que tomad la llave).

......
(21 de enero de 2017, 10º Aniversario de Periferias Poéticas en La Prospe; mi primera lectura en público, la única en la que me ha temblado la mano, la única que me tomé en serio, porque presentaba el trabajo de "mis niñ@s".)

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