miércoles, 23 de enero de 2019

Punk de adosado

He cumplido media vida y por lógica los frutos van cayendo.
Hay quien confunde eso con vivir robando plusvalía.
Me pongo a grabar hardcore y me arrugo:
no puedo gritar de rabia con hambre.
Y comprendo, idiota, que niego la historia
hasta el momento presente.
Mi amiga, la larva: gracias por tu mala hostia.
Voy a comer algo y luego algo más.
Los dias sin curro… puf, no hay color,
aunque no caigan monedas en el bolsillo.
Incapaz de controlar mi espacio en el reloj
constantemente me golpeo las manos
con los pomos de las puertas,
las rodillas con todos los escritorios.
Siempre encontrarás una bici al lado de mis carteles.

Me llamas punk de adosado,
pero no soy punk y vivo en un garaje,
me despierto siempre en la humedad del sótano.

Abro mucho la boca y no tengo media ostia.
Molesto y persistente, como la memoria muscular
de un puñetazo mal dado.
Le pego al saco buscando épica,
acabo sudado y satisfecho,
hasta que en vista cenital el universo
me advierte del absurdo y de mi nada,
de mi físico errado y su decadencia.
No me hables de cuidados, relatos ni afectos,
prefiero el pan diario y la tierra bien hollada.
¿Es mucho pedir que leas bien tu poesía
y no que grites muy despacio?
Saco a la babosa de su cárcel de plástico
y la libro a la helada con remordimientos.
Soy blando del copón, espero amortiguar impactos.
Tú caliente en casa, yo afuera con los osos.

Me llamas punk de adosado,
pero no soy punk y vivo en un garaje,
me despierto siempre en la humedad del sótano.

Abandono al tendón por la llamada
de la lengua incontrolable
apremiada por la bilis.
Hay épocas así, épocas de visitas
guiadas a todos los retretes
pues todo induce al vómito.
Llega a ser doloroso,
como un globo que no cesa de crecer
tras la mirada y bajo la frente,
amenazando con explotar en palabras.
Aun con todo no niego mi enorme suerte,
pues casi a diario empujo mi bici sin prisa
bajo la mirada de las cigüeñas.
Mi odio deja espacio a cierta belleza
y a ese clavo ardiendo confío mi garganta,
mis acciones y caídas, y si acaso el futuro.
Confío en que las ostias sigan cayendo.
Vete con tu gente que yo sigo mi camino.


Me llamas punk de adosado,
pero no soy punk y vivo en un garaje,
me despierto siempre en la humedad del sótano.


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