lunes, 7 de enero de 2019

Fake news

Las noticias falsas son rentables
como los peores productos del chino.
Diseñadas sólo para ser compradas,
no para servirte.
Su labor es capturar una porción de tus tripas,
y llenar tu cupo de actividad pública
con cuatro exabruptos en redes.
Así te esculpen:
cada uno de tus gestos cotidianos
pasa a ser cuchillada, botón nuclear,
martillazo sobre otro eslabón
candente que se cierra.
Así nos labran:
de cabeza al siglo diecinueve
negando el péndulo.
La modernidad era cumplir la agenda
del capital transnacional
y encerrarnos en banderas.
“Lucha de clases” nos suena anticuado,
pero “gig economy” es vanguardia que lo peta.
El temporero ahora escribe código.
El nudo de la culpa siempre está en ti,
tú eres el único epicentro,
núcleo concreto de la riqueza de pocos
y la miseria de muchos.
Tú te sumas y pierdes en los muchos, claro,
no importa tu palpar a ciegas,
por más que repitan el mantra
y siempre repitas plato, agradecido.
No hay zona de confort de la que salir,
ya no reconoceríamos el confort
pues vivimos en constante caída,
y el riesgo no espera fuera,
nos viste desde el alba.
Te molesta mi mueca
y no la trayectoria del meteorito.
Lo han conseguido:
odiamos el recuerdo de manera inadvertida,
amando los tropiezos repetidos
porque los creemos nuevos
e insistimos en las contusiones.
En este delirio voluntarioso,
todos los peristas ofrecen llaves maestras
para cerrojos que no nos retienen,
para puertas que ya están abiertas
y bien al fondo de esta cárcel
mutable pero constante,
esta cárcel de siempre.

----- Este, junto a mis últimos tres poemas han pasado por el filtro del güacanrrol y han compuesto un EP de Reflector: /div>

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