sábado, 19 de enero de 2019

Joder, este odio...

Hablo solo, como los viejos,
en estos tiempos de desplome
en que semillas de algodón
germinan en la luna.
Se desliza un rodamiento
por las líneas de mi mano,
en un azar terrorífico
como persianas bajadas
en barrios que callan.
Nos vence la desgana…
Esa desidia abandonada, ida,
como de entrar comiendo a la cama,
masticando el hastío del día,
anhelando un descanso que nunca llega
en un planeta de gente dispuesta
a hacerte daño en su afán
por hacerse daño.
Por nuestras chispas se talan árboles,
por si acaso incluso.
Si nieva, árboles se talan,
no molesten a las carreteras.
A los árboles matamos de sed
porque cambiamos el clima.
Cedemos inconscientes
al empuje del moho
y con la excusa de la tolerancia
hemos aprendido a tolerar la miseria.
Punks que potan bokatas de patata
en la puerta de una okupa que huele a porro.
Discúlpame si paso de ese cuadro,
y si prefiero dejar el camino y trepar montañas.
Llevo dos días con humo en el pecho,
regusto de herida en la boca siempre que corro,
las toses me asaltan sin previo aviso...
os odio tanto por escupir hollín como estilo de vida.
Hago deporte para no ir al hospital,
no para llevarle mi colección de lesiones,
no entiendo eso de quebrarse un hombro
para alcanzar un físico perfecto.
La luna plena como un queso de sangre.
La tristeza por un mundo que se agosta…
¿no será mera pataleta frustrada de infante dictador?
Perder la luz es algo devastador y chocante,
como encontrar la primera cana en la ingle,
por que quiero luz y calor y no parar de hacer cosas.
En un sólo año cago más versos, música y ritmo
que todos vosotros en media vida,
pero no me tomo tan en serio mi poca sustancia,
así que me como los mocos en las afueras,
borboteo como fango en el destierro.
Porque aquí lo que importa no es si desnudas el tiempo,
sólo cuenta el cómo y a quién conoces,
si estás en la puta onda siguiéndoles el rollo
a los guruses y mandamases de la escena.
Escupo contra el viento y me parto de risa,
y a ti te escupen de arriba y te parece correcto.
Un pleno escupitajo en tu cara…
se desliza, viscoso, cálido,
espumea en tu rostro, de la ceja a la mejilla.
Es humillante, es náusea y te repugna…
pero no apagas la tele.
Qué mal, pero qué bien ese ERE
en tu carcajada de esquirol asqueroso.
Mujeres y hombres y gulag y viceversa,
mucho gulag y mucha alegría contra vuestra miseria.
Insistes en meterte en la jaula del gorila,
y sí, digo al ver tus pedazos que fuiste gilipollas.
Qué le voy a hacer si pienso que hay gente torcida,
gente sin cura que nace con tara,
y que si juegas con fuego te acabas quemando,
porque nada vence a las matemáticas,
y ante el vacío lanzamos los puños buscando el grito.
Joder, este odio que me desborda,
joder, este odio que me abre los ojos
porque no cierra mis noches,
este odio de mierda que me desvirtúa,
que alimenta mi insomnio, mi melancolía,
que impide que cruce la puerta y me devuelve a la cama.



No hay comentarios:

Publicar un comentario