condenar las guerras
como quien condena una sequía
el derrumbe de un monte
como algo que surge sin más
sin una voluntad firme detrás
sin un silencio cómplice en su base
condenar el fruto
de no haber hecho nada
mientras sonreíamos y bailábamos
cada vez más lejos y más cerca
cada vez a mayor volumen
No hay comentarios:
Publicar un comentario