Esto es verdad:
cada vez que subo a las calles
vuelvo con el pecho rajado
por un cuchillo de humo.
En una plaza de gente multicolor
que grita libertad y derechos humanos
he acabado con el pecho jodido
mi asma exprimida
porque antes del derecho a la salud
está el derecho a perderla previo pago.
Las más bellas palabras,
potentes resúmenes,
fallecen dolorosamente
entre vómitos de tabaco
con hedor a cenicero.
No es posible la salvación
con un "a pesar de esto".
Porque pesa mucho más
un "precisamente por esto".
Todo pasa lento
y esa es la excusa
para negarnos negándolo.
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