Los días en que la sierra desaparece
por la calima,
por el vaho de hongo negro
o una tormenta sin culpa;
los días en que la sierra no está...
descubro aterrado
que podría haber sido así siempre,
que podríamos haber crecido en un horizonte,
sin perfiles ni promesas
tras las arrugas de la tierra
que son puertas abriéndose;
que no tendríamos la certeza de los límites
ni la curiosidad del camino,
ni otra puesta de sol en un ciudad distinta.
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